El suplicio de Irene Montero el 8-M: plantón de Sánchez, boicot y sus críticas se multiplican por dos
10:57
9 Marzo 2023

El suplicio de Irene Montero el 8-M: plantón de Sánchez, boicot y sus críticas se multiplican por dos

El enfrentamiento de los socios de coalición por las leyes de Igualdad marca las manifestaciones con gran tensión y emborrona la jornada

Perfil Patricia, la joven especialista en escraches a Montero que le ha aguado el acto del 8-M 8-M Feministas contrarias a la Ley Trans boicotean el acto institucional de Igualdad protagonizado por Irene Montero

El enfrentamiento político por la corrección de la ley del sólo sí es sí y la división del movimiento feminista emborronaron este miércoles la tradicional fiesta del 8-M. Donde otros años había celebración, reivindicación y fraternidad desbordantes, esta vez hubo desplantes, consignas cruzadas y ambiente alicaído. Los meses de tensiones desinflaron las movilizaciones principales y acabaron desanimando a miles de mujeres y hombres a salir a las calles de España. Eso se evidenció de una manera muy cruda en la manifestación central de Madrid, que registró su afluencia más baja de los últimos años. Acudieron 17.000 personas, según la Delegación del Gobierno. Son casi la mitad de feministas que el año pasado y están a un abismo de las 350.000 de 2019, según la comparativa de los mismos datos oficiales.

En contraposición a ese bajón, la marcha feminista alternativa y abiertamente enfrentada al Ministerio de Igualdad e Irene Montero alcanzó las 10.000 personas, según la Delegación del Gobierno. O sea, 7.000 menos que la tradicional, en medio del duelo que han mantenido esta vez para medir sus fuerzas. El año pasado, cuando esta protesta contraria a la Ley Trans y las políticas de Montero decidió escindirse, reunió a unas 5.000. Por lo que ha doblado su presencia.

Este 8-M será recordado, sin ninguna duda, como el más amargo de Irene Montero. El día que está llamado a ser el más bonito para una ministra de Igualdad no lo fue. La celebración estuvo atravesada por la desautorización que ha recibido por parte del PSOE con la imposición de la corrección de su ley estrella por sus «efectos indeseados» y ella sólo encontró alivio y refugio seguro entre los suyos, en la sección de Podemos de la manifestación, donde fue arropada con calor y cariño al grito de «Irene, valiente, aquí está tu gente», «Sólo sí es sí» o «Esta batalla la vamos a ganar».

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Poco después de colocarse tras la pancarta, junto a la cúpula del Ministerio de Igualdad y otras dirigentes de Podemos, unas señoras se acercaron a ella para tratar de levantarle el ánimo: «Vamos a ganar». Ella respondió: «Desde luego que lo vamos a pelear». Pese a ese objetivo y las sonrisas forzadas para las fotos, el rostro de la ministra reflejaba el desgaste emocional que está sufriendo por la guerra abierta PSOE-UP.

La desautorización de Pedro Sánchez la ha colocado en su momento más delicado. Y el presidente del Gobierno lo quiso visibilizar con su plante al acto institucional que por el 8-M organizaba el Ministerio de Igualdad, y al que otros años había ido. En esta ocasión, no es que Sánchez declinara ir, es que además montó un acto paralelo en La Moncloa con mujeres directivas, haciendo ver que el divorcio no sólo es retórico. Es total.

Las ministras Nadia Calviño (izda.) y María Jesús Montero (dcha.), con la mujer de Pedro Sánchez, Begoña  Gómez.Las ministras Nadia Calviño (izda.) y María Jesús Montero (dcha.), con la mujer de Pedro Sánchez, Begoña Gómez.EFE

Y además, en el acto impulsado por Montero, se vio sorprendida por una escrache, como hace dos semanas en la Complutense. De nuevo, el motivo fue la Ley Trans, que la ministra defendió en un diálogo directo con una de las activistas: Patricia Bilbao. «Está haciendo leyes chapuza, no son leyes feministas, todo lo contrario», decía a EL MUNDO esta madrileña de 24 años, auxiliar de dependencia y que trabaja con personas con discapacidad intelectual. Patricia participó ya en un escrache a Montero «hace un par de semanas» en la facultad de Medicina de Madrid. Esta vez lo hizo porque la ministra «no se ha reunido jamás con un colectivo feminista».

Ruptura del feminismo

La ruptura en el feminismo sigue a la descarnada en la coalición, como se reflejó el martes en el debate del Congreso, con Podemos llamando «fascistas» y «traidores» al PSOE.

En la manifestación, ambos partidos buscaron blindarse y trataron de exhibir unidad frente al otro. Montero estuvo escoltada por sus máximas colaboradoras; el PSOE actuó igual. Hasta ocho ministras (Nadia Calviño, María Jesús Montero, Isabel Rodríguez, Pilar Llop, Diana Morant, Carolina Darias, Reyes Maroto, Raquel Sánchez) y un ministro (Luis Planas), además de la esposa del presidente, Begoña Gómez, encabezaron la pancarta socialista. Entre las consignas, énfasis en reivindicar el socialismo con el feminismo, después de las «peroratas», en palabras de Andrea Fernández, que han sufrido por parte de Podemos cuestionando su compromiso con las mujeres.

Un cuestionamiento que Podemos mantuvo vivo y que Irene Montero volvió a recalcar en la marcha, culpando al PSOE de darse «la mano» con el PP para «volver al Código Penal de la violencia y la intimidación» y avisándole que sigue atrinchera en su posición de «no dar un paso atrás».

El desánimo por la fractura en el Gobierno y la quiebra en el movimiento feminista por la Ley Trans y otras políticas se reflejó en otros puntos de España, como Barcelona, Valencia o Sevilla, donde cayó la afluencia. El exceso de carga ideológica ha afectado a la transversalidad de antes.


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