La frustración de Morata: ''El próximo día igual mete tres y calla la boca de todos''
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14 Junio 2021

La frustración de Morata: ''El próximo día igual mete tres y calla la boca de todos''

El delantero perdona dos claras ocasiones y, como ocurrió en el Metropolitano, se gana los silbidos de la grada. La selección remató hasta 17 veces.

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Un fervoroso y animado aficionado sueco aderezaba el camino con su altavoz. Lo llevaba a todo volumen. Un séquito de chavales con la cara pintada de amarillo y un casco de vikingo le seguían, moviéndose con los acordes del Waterloo de ABBA. La idea tampoco les disgustó al grupo de españoles que trataban de completar la extenuante travesía hasta el Estadio de La Cartuja. Un trayecto que, como no podía ser de otra manera, exigía una buena hidratación. El vaso siempre medio lleno. Y es que, llegar al acceso no era tarea sencilla. A veces obligaba a dar algún que otro rodeo, ya que la Policía vigilaba que todo estuviera bajo control. Que el regreso de la Eurocopa a territorio español, como así resultó, transcurriera con normalidad.

La mayoría de los 12.517 espectadores (según datos oficiales) que edulcoraron la grada del estadio sevillano sólo recuerdan por los vídeos de Youtube esa primera (y única) vez que la máxima competición continental pisó por España. De aquella Copa de Europa de Naciones de 1964 que desembocó en el primer título español a esta Eurocopa multisede que acabó en Sevilla. Y como los tiempos han cambiado, el calentamiento de la selección española, y la previa del partido en general, se convirtió en un espectáculo de música amenizado por un DJ. Lo más parecido a una macrodiscoteca. Koke, acostumbrado a llevar los galones del Atlético, pensando que el brazalete era suyo (era de Alba), se dirigió a la grada para agradecer el aliento.

La precocidad de Pedri

Unai Simón se conocía casi de memoria cada rincón. Esta temporada ha disputado seis partidos allí. Tres con el Athletic (final de Supercopa de España y dos finales de Copa del Rey) y otros tres con la selección española, siendo testigo de la mágica goleada ante Alemania (6-0). Aunque ninguna cita fue tan especial como esta. Fue la primera vez que recibía el calor de los aficionados y fue, también, su estreno en una gran cita con España, tras siete internacionalidades. La portería, salvo que Luis Enrique cambie de parecer, será propiedad suya.

Sin hacer ruido, Pedri escribió otra página en su vertiginosa historia, al convertirse en el futbolista más joven en la historia de la selección que disputaba una fase final. Con 18 años, seis meses y 18 días, superaba el registro de precocidad que estableció Miguel Tendillo en la Eurocopa de 1980: 19 años, cuatro meses y 11 días.

El césped, acaso por las temperaturas de los últimos días, distaba de su mejor aspecto. El área chica de Unai Simón en la primera parte, más que verde, era marrón. Quizás eso explique también el golpeo al infinito de Koke, con toda la meta nórdica para él. La grada vibraba viendo cómo España trataba de echar abajo la puerta rival. «¡A por ellos, oé!», era uno de los cánticos de guerra para responder a los suecos. También el célebre «¡Yo soy español, español, español!». Hacía tanto que no se escuchaban en partido oficial, que hasta parecían sonar distinto. Eso sí, si alguna mascarilla se movía de su sitio, los de seguridad estaban al quite con extrema celeridad.

17 remates

Sin embargo, el destino volvió a torcerle el gesto a Álvaro Morata, que se había estrellado con el larguero en el último amistoso en el Metropolitano ante Portugal. Al delantero se le hizo grande Olsen tras un primer error (grosero) del central Danielson y se le achicó la portería rival en un segundo intento que tampoco alcanzó la diana. Desde la grada brotaron pitos, inmediatamente sofocados por gritos de apoyo al delantero. Habría sido su cuarto gol en una Eurocopa y la mejor manera de espantar fantasmas e ir puliendo el punto de mira. Koke pidió cariño para su amigo, igual que el capitán Jordi Alba, y Luis Enrique aplaudió con intensidad. Pero Morata ya tenía la cabeza en otra parte y los murmullos empezaron a sucederse. Al poco de superar la hora de partido, Pablo Sarabia, otro chico nuevo en una fase final, que vivía su quinto partido en rojo, entraba en su lugar.

La cruz fue para Morata, que suma ya cuatro partidos seguidos sin ver puerta con España y fue despedido con división de opiniones, aunque más bien tirando a pitos. Tras 41 partidos, su gol número 20 se le resiste. La cara se la encontró Gerard Moreno, el máximo goleador español de la temporada, aclamado minutos después. Hacía falta un gol y la hinchada se vino arriba al ver al '9' sobre el césped. Gerard tampoco dio con la tecla y La Cartuja se quedó sin gritar un gol. La selección había rematado hasta en 17 ocasiones.


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