La protesta de los partidarios de ex primer ministro albanés deja varios heridos

Asaltan a la fuerza la sede del Partido Democrático y la policía vacía el edificio con gases lacrimógenos

Varias personas resultaron heridas este sábado en Tirana cuando centenares de seguidores del ex primer ministro y ex líder del opositor Partido Democrático (PD), Sali Berisha, intentaron asaltar la sede de esa formación para expulsar a su presidente actual, Lulzim Basha, en una pugna interna que lleva semanas.

Armados con palancas de hierro, piedras y martillos los seguidores de Berisha rompieron cristales, destruyeron puertas y ventanas y lograron acceder hasta la primera planta del edificio. Desde el interior, los seguidores de Basha respondieron con gases irritantes y todo tipo de objetos que tenían a mano.

Tras más de una hora de una protesta violenta y a petición de Basha fuerzas especiales de la policía dispersaron a los seguidores de Berisha con gases lacrimógenos. Algunos diputados encerrados en el edificio presentan problemas de respiración debido a gases lacrimógenos, según informa la prensa local.

Berisha y Basha se acusan mutuamente de incitar a la violencia. Con menos de 800 seguidores "Berisha pretende tomar con violencia el PD para imponer sus intereses y utilizarlo como refugio para él y su familia", afirmó el PD en una declaración.

Según Berisha, en cambio, los manifestantes buscan convertir el "búnker" de Basha "en su casa de libertad". Estados Unidos, la Comisión Europea y varias embajadas europeas en Albania condenaron con fuerza la violencia y solicitaron que los responsables sean llevados ante la Justicia.

Crisis profunda

El "levantamiento" de quien fue durante 23 años líder del PD se produce en respuesta a su expulsión del grupo parlamentario por parte de Basha, su sucesor al frente del partido, quien actuó así presionado por Estados Unidos.

El Gobierno de Washington había declarado en mayo pasado a Berisha y a toda su familia personas non grata, por considerarlo corrupto y un peligro para la democracia de su país.

Tras su expulsión, Berisha lanzó una campaña para retomar el control del partido y acusa a Basha de ser rehén del primer ministro socialista, Edi Rama. La mayor fuerza opositora albanesa se encuentra así en la más profunda crisis desde su formación en 1990.

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